El queso es un producto lácteo que se puede conservar durante largos periodos de tiempo, siempre que lo hagamos de manera adecuada en refrigeración. Aunque como hay muchos tipos de quesos, algunos de ellos no requieren mantener una refrigeración constante, como el caso del queso parmesano. Los quesos como el roquefort, el queso brie y el queso azul , siempre deben dejar que alcancen la temperatura ambiente antes de ser consumidos; si están refrigerados, sus sabores se volverán apagados y agudos. Mientras que los quesos como el Cheddar se pueden refrigerar sin ningún impacto negativo en el sabor.
Todos disfrutamos del queso por su sabor y textura, pero la vida útil del queso es limitada. Los siguientes son algunos consejos para conservar el queso y seguir disfrutando de su gran sabor:
1. El queso debe almacenarse en frio. En el frigorífico a una temperatura entre a 5° y 8° centígrados; de lo contrario, podría enmohecerse.
2. Cambia su envoltura. No conserves el empaque original del queso después de abierto. Cada vez que destapes el queso para cortar un pedazo y volver a guardar, cambia su envoltura, ya que ésta al contacto de la temperatura ambiente, se humedece.
3. Guárdalo lejos de otros productos. El queso no debe colocarse cerca de frutas, verduras o carne cruda; estos artículos emiten gas etileno que hace que el queso envejezca más rápido.
4. Evita empaques plásticos herméticos. Los quesos duros, no deben almacenarse en recipientes de plástico sellados, ya que sudarán y se ablandarán.
5. Usa papel mantequilla. Los quesos blandos deben envolverse con papel encerado o papel parafinado, antes de guardarlos en recipientes.
6. Congela el queso. El queso envuelto en papel de aluminio puede ir al congelador o puede congelarse por separado. La recomendación es hacerlo de manera porcionada, para que al retirarlo, solo saques el pedazo que se va a consumir.
Mantener el cuidado y la refrigeración adecuados del queso es fundamental para conservar su sabor original, y así seguir ¡disfrutándolo como siempre!